domingo, 7 de febrero de 2016

Instrucciones para saludar desde un balcón.

 En primer lugar para que sea posible realizar esta acción sitúese en una estancia que posea balcón y que de, preferiblemente, a un lugar transitado si su saludo no está planificado con antelación.

Después acérquese a dicho balcón avanzando con decisión, pero no se exceda, pues instantes después ha de parar a una distancia adecuada de la cristalera que suele custodiar su salida.    

A menos que sus moléculas puedan volver a juntarse a otro lado del cristal usted deberá levantar su extremidad superior, con la que mejor se apañe o domine con mayor destreza, a la que llamaremos mano en futuras referencias, y agarrar fuertemente el pomo de la parte abatible del ventanal.

Después de esto, y al mismo tiempo que mantiene su cuerpo erguido, debe accionar la manilla, desplazar la puerta en el sentido de apertura y, dando un paso al frente, cruzar del interior al exterior, es decir: salir.

Pose sus manos sobre el elemento horizontal que le protege de caídas. En ese momento estará usted en posesión de la barandilla.

Ahora está preparado para buscar al sujeto que recibirá su saludo.

Asome medio cuerpo fuera, con la precaución de no sacar el otro medio, y observe el tráfico que transcurre por debajo, seleccione una persona (preferiblemente conocida, pues es a quienes se les suele saludar) y, cuando coincidan sus miradas alce una de sus manos, dejando la otra agarrada a la barandilla por precaución, y agítela suavemente mientras sostiene una sonrisa natural y no forzada en sus facciones.

Si tras varios intentos no les corresponden en el saludo o no encuentran sujeto conocido, gire su cuerpo 180º y entre, por donde salió, a la estancia para realizar cualquier otra acción sin olvidarse fuera la mano sujeta a la barandilla citada anteriormente. Advertencia: dependiendo del clima exterior sería recomendable volver a cerrar la puerta, después de entrar y no antes.


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